David Arboledas: «Antes, la cirugía era considerada un oficio menor, realizada por barberos sin apenas formación»

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David Arboledas ha combinado su pasión por la tecnología, la docencia y la escritura a lo largo de más de veinticinco años de carrera. Fue director técnico del área de Informática Forense en BitForensics, y es profesor de Informática y Tecnología en la enseñanza secundaria. 





P.- ¿De qué trata Mecidos por el viento, David?


Mecidos por el viento es una novela que nos transporta a la España del siglo XVIII. La historia sigue a Víctor Gallegos, un joven que tras perder a su padre en un naufragio, se ve obligado a separarse de su familia para ir a vivir con su tío en Toledo.


»Es una historia de superación personal, donde vemos cómo este muchacho, marcado por la tragedia familiar, descubre su verdadera vocación en la medicina gracias a la influencia de su tío, médico. Su camino le llevará hasta el prestigioso Real Colegio de Cirugía de Cádiz, donde no solo se enfrentará a los desafíos de convertirse en cirujano, sino que también se verá envuelto en un complejo triángulo amoroso que pondrá a prueba tanto su vocación como sus principios.

 


P.- Vamos a contextualizar. La medicina en el siglo XVIII. ¿Por qué has querido ambientarla en ese siglo y en ese sector?


En el siglo XVIII se produce una auténtica revolución en la medicina española, y especialmente en la cirugía. Es la época de la Ilustración, donde la razón y la ciencia empiezan a ganar terreno a las supersticiones y los viejos métodos. Me fascinó especialmente la creación de los Reales Colegios de Cirugía, comenzando por el de Cádiz en 1748. Antes, la cirugía era considerada un oficio menor, realizada por barberos sin apenas formación. Pero con estos colegios, se eleva a la categoría de ciencia, con una formación rigurosa y moderna para la época. Los cirujanos empiezan a ser verdaderos profesionales.


»Además, el XVIII es un siglo de contrastes en España. Mientras en ciudades como Cádiz florecía la Ilustración gracias al comercio y las ideas que llegaban de Europa, en muchas zonas rurales persistían las viejas creencias y métodos tradicionales. Esta tensión entre lo nuevo y lo viejo, entre la ciencia y la tradición, me pareció un marco perfecto para desarrollar la historia de Víctor, un joven que debe navegar entre estos dos mundos.


 

P.- ¿Cómo ha sido tu proceso de documentación?, ¿a qué fuentes acudiste?


El proceso de documentación ha sido exhaustivo y apasionante. Primero, me sumergí en los archivos históricos de la Armada y del Real Colegio de Cirugía de Cádiz, donde se conservan documentos originales sobre los métodos de enseñanza, los instrumentos quirúrgicos utilizados y los casos médicos de la época. Los tratados médicos del siglo XVIII, como los de Pedro Virgili, me proporcionaron una visión detallada de cómo se entendía y practicaba la medicina en aquel entonces. Por último, un hallazgo particularmente valioso fueron los expedientes del Montepío de la Armada, que me permitieron entender la difícil situación en que quedaban las viudas de los oficiales de la Armada, como el personaje de Blanca Gallegos, y que fue el detonante de toda la historia.

 


P.- En una frase, ¿qué querías contar en esta novela? ¿Podrías contarnos alguna curiosidad médica de la época que te encontraste por el camino?


La esencia de la novela es la historia de un joven que, empujado por la tragedia, descubre que su verdadera vocación es aliviar el sufrimiento de otros a través de la cirugía. Una historia de superación y amor en una época en que la cirugía era un mero arte y las clases sociales un muro infranqueable.


»Y en cuanto a curiosidades médicas, me impactó especialmente descubrir el uso del tabaco en la medicina del XVIII. Los cirujanos navales utilizaban las lavativas de humo de tabaco para reanimar a los ahogados. Imagínate la escena: el cirujano insertaba un tubo en el recto del ahogado y, mediante un fuelle especial, insuflaba el humo del tabaco, creyendo que el calor y las propiedades del tabaco podrían devolver la vida al paciente. Es fascinante cómo prácticas que hoy nos parecen descabelladas eran consideradas innovadoras y científicas en su momento.

 


P.- ¿Qué tiene que tener una novela histórica para que te enganche? 


Como autor de novela histórica, creo que lo esencial es que la Historia no sea un simple telón de fondo, sino que esté tan entretejida con la trama que sea imposible contar esa historia en otra época. Cuando leo una novela histórica, busco que los acontecimientos históricos moldeen a los personajes, que sus decisiones y dilemas estén intrínsecamente ligados al momento que les tocó vivir. Por ejemplo, en Mecidos por el viento, la historia de Víctor solo es posible en el siglo XVIII, porque es precisamente cuando la cirugía está transformándose de un oficio de barberos a una verdadera ciencia. Sus conflictos, sus aspiraciones y hasta sus relaciones amorosas están condicionadas por esta época de transición entre lo antiguo y lo moderno.



P.- ¿Y qué te gusta de las novelas históricas entonces?


Me fascinan especialmente las novelas históricas que exploran esos momentos de cambio, esas grietas en la historia donde lo viejo y lo nuevo chocan, creando tensiones que obligan a los personajes a tomar partido. Y más aún si estos momentos históricos poco conocidos nos ayudan a entender mejor nuestro presente, como en el caso de la evolución de la medicina y cómo ha cambiado nuestra relación con la enfermedad y la muerte.


 

P.- En la actualidad, eres profesor de Informática y Tecnología. ¿Qué te lleva entonces a escribir sobre el mundo médico el siglo XVIII?


La informática y la medicina del siglo XVIII pueden parecer mundos completamente opuestos, pero en realidad, mi trabajo como profesor de tecnología ha influido mucho en mi fascinación por la historia de la medicina. En ambos campos estamos hablando de revoluciones del conocimiento, de cómo el ser humano desarrolla nuevas herramientas para resolver problemas. Si lo pensamos, el siglo XVIII para la medicina fue lo que finales del XX y principios del XXI está siendo para la tecnología: una época de cambios radicales, de cuestionamiento de los métodos tradicionales, de innovación constante. Como profesor de tecnología, vivo diariamente esa tensión entre lo establecido y lo nuevo, ese momento de transición donde conviven diferentes formas de hacer las cosas.



P.- ¿Y qué más te ha dado ser profesor?

 

Además, mi trabajo me ha dado las herramientas metodológicas para abordar la investigación histórica de una manera sistemática. Estoy acostumbrado a documentarme, a contrastar fuentes, a organizar información compleja, habilidades que han sido fundamentales para recrear con precisión el mundo médico del XVIII. Y quizás lo más importante: tanto la medicina como la tecnología tratan, en el fondo, de mejorar la vida de las personas. Esta conexión entre el pasado y el presente, entre diferentes formas de progreso humano, es lo que me llevó a querer contar esta historia.



P.- El 7 de noviembre del 2024 salió a la venta la novela. ¿Cómo ha sido la promoción?, ¿todavía sigues con ella? 


La promoción está siendo intensa y muy gratificante. El 13 de diciembre tuvimos la presentación en la librería Diógenes de Alcalá y fue, sinceramente, emocionante. Se agotó tanto el aforo como todos los ejemplares que teníamos para firmas, lo que demuestra el interés que está despertando la novela. De hecho, ya vamos por la tercera reimpresión de la primera edición, algo que me tiene absolutamente abrumado y agradecido.



P.- Cuéntanos si tienes algún evento pendiente.


El calendario sigue activo. Este mes tengo tres presentaciones más programadas en Guadalajara, Azuqueca de Henares y Cabanillas del Campo. Y estoy especialmente ilusionado con la presentación que haremos a mediados de marzo en Cádiz, una ciudad que es esencial en la novela y donde transcurre gran parte de la historia. Presentar Mecidos por el viento en la ciudad que albergó el primer Real Colegio de Cirugía será, sin duda, un momento muy especial.


»La verdad es que no me puedo quejar. La acogida está siendo maravillosa, tanto por parte de los lectores como de las librerías, y cada presentación es una oportunidad única de conectar con los lectores y compartir con ellos todo el proceso de creación de esta historia.


 

P.- Dinos qué dos novelas te han gustado más en el 2024. 


Entre las novelas que he disfrutado este año está Una luz en la noche de Roma, de Jesús Sánchez Adalid y la otra El niño que perdió la guerra, de Julia Navarro.



P.- Y qué dos novelas tienes pendientes leer este año 2025.


En cuanto a las dos siguientes que tengo para leer, la primera, que ya la he comenzado a disfrutar es La vida que nos separa, de Chufo Lloréns y El bosque de los cuatro vientos, de María Oruña.

 


P.- Ahora estás con una nueva novela. ¿Nos podrías adelantar algo de ella?, ¿otra vez se ambienta en el siglo XVIII?


Sí, vuelvo al siglo XVIII, aunque esta vez me alejo de la medicina para sumergirme en un escenario completamente diferente: la frontera española en Norteamérica. Lejos del corazón transcurre en Texas y Luisiana, en ese territorio fascinante donde se encontraban españoles, franceses, indígenas y criollos.



P.- ¿Por qué has optado por contar esta historia?


Me atrapó especialmente la historia de la matanza de la misión de Santa Cruz de San Sabá, un episodio poco conocido de nuestra historia que refleja perfectamente los choques culturales y la complejidad de las relaciones entre los diferentes pueblos que habitaban esa frontera. El siglo XVIII es un periodo apasionante porque es cuando España intenta consolidar su presencia en esos territorios, enfrentándose no solo a la resistencia indígena, sino también a las ambiciones de otras potencias europeas.



P.- ¿En qué se diferencia esta novela de Mecidos por el viento?


En esta novela quería explorar temas diferentes a los de Mecidos por el viento. Si bien la anterior se centraba en el desarrollo de la medicina y el progreso científico, esta nueva historia aborda cuestiones como el choque cultural, la búsqueda de la identidad y la redención personal en un entorno extremadamente hostil. Es una historia más épica, más salvaje si quieres, pero que mantiene ese interés por explorar cómo los grandes acontecimientos históricos afectan a las vidas individuales.

 


P.- ¿A qué momento histórico te gustaría viajar para ser partícipe de algún acontecimiento concreto y poder escribir una novela?


Me resultaría fascinante viajar a mediados del siglo XIX, específicamente al momento en que se inauguran los Institutos de Enseñanza tanto en la España peninsular como en las posesiones de Cuba y Filipinas. Este fue un periodo crucial para la educación en España y sus territorios de ultramar, un momento de verdadera transformación social y cultural.

 


P.- Necesitamos una recomendación de una novela histórica escrita en español.


Sin duda recomendaría El hereje de Miguel Delibes. Es una obra maestra que retrata la Valladolid del siglo XVI y el movimiento protestante en España a través de la historia de Cipriano Salcedo. La forma en que Delibes entrelaza la vida personal del protagonista con los acontecimientos históricos es magistral, y su recreación de la época es tan vívida que uno siente que está caminando por las calles de la Valladolid renacentista.



P.- Y otra recomendación en lengua extranjera.


Recomendaría La ladrona de libros, de Markus Zusak. Es una novela extraordinaria que narra la historia de Liesel, una niña en la Alemania nazi, contada desde la peculiar perspectiva de la representación de la figura de la Muerte como narradora. Lo que hace única a esta novela es su manera de abordar temas universales como el poder de las palabras y la literatura para dar sentido a la vida en las circunstancias más oscuras.


 

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