Hablamos con Lara Losada, de Ediciones en el Mar. Un proyecto feminista que actúa como un océano de belleza en secano; publica novela, poesía y ensayo, y sus cubiertas inspiran, suavizan el día a día. ¿Queréis conocer a la creadora de este mar editorial?
P.- ¿Desde cuándo publicas libros? ¿Cómo fueron los inicios?
¡Hola! Jeje. Pues mi primer libro publicado como editora fue
en realidad una autopublicación de mi primera novela en marzo de 2019. Después
edité un libro solidario en el que llevaba meses trabajando y que, en principio, solo
iba a ser digital, Cartas a la mujer de mi vida. Entonces lo que no era más
que un proyecto personal empezó a crecer en mi cabeza y pensé, ¿y si lo
intento? Así que así, sin pretensiones y sin ningún plan ni experiencia previa
en el mundo de la edición abrí una web, redes sociales y dije que aceptaba
manuscritos. Por eso siempre digo que ediciones en el mar nació casi sin
querer, pero siendo muy querida.
P.- Ediciones del Mar se fundó en Toledo, ¿por qué elegiste
ese nombre en un lugar de secano?
Jajaja, ¿sabes? Hace justo un par de semanas un señor cuyo
manuscrito decidí no publicar me mandó varios mensajes insultándome y uno de
ellos ironizaba sobre que la editorial se llamara en el mar y fuera de Toledo.
Me dio risa. Pues sí, puede sonar raro pero no lo es. Toledo es la ciudad donde
nací pero quizá no sea mi destino. Uno de mis sueños siempre fue dedicarme a
los libros. El otro sigue siendo vivir cerca del mar. Al poner un nombre a mi
sueño quise unir los dos para sentirlos más cerca, quizá porque espero que uno
me lleve al otro.
P.- Como editora, ¿tienes trabajadores externos?
¡Sí! Son varias ya las personas que han trabajado en esta
casa. Celia López Bacete, como la diseñadora de las cubiertas e ilustradora,
Azul Espacial, Paqui Cazalla, Julio Linares, David Orrico, Kira Diez, Beatriz
Prados y Silvia Herrero Abril como ilustradoras, Javier Maroto, como diseñador
que creó nuestro logo y tipografía, Ana Castro, como correctora y prologuista,
Lucía Soler haciendo collage… Y la lista crece con cada libro y según las
necesidades de cada proyecto. Ahora por ejemplo se incorpora al equipo Jordi
Casamayor que está trabajando en la digitalización de los libros para poder
tener e-books a partir de este año. ¡Y necesito a más gente! Pero poco a poco.
P.- Estás especializada en Estudios de Género, ¿en qué
medida te ha ayudado para enfocar la editorial?
Te diría que a ser consciente de la representación de las
mujeres en la literatura, también del espacio que ocupamos y de cómo la
historia, incluso a día de hoy, ha silenciado a las autoras. Este proyecto nace
con valores feministas porque yo soy feminista y no concibo otra forma de vivir
mi día a día tanto a nivel personal como profesional. Tenía claro, por ejemplo,
que mi principal interés siempre sería dar voz y espacio a mujeres, porque
comprendo las discriminaciones y violencias que atraviesan nuestras vidas y
nuestras obras. También que cualquier perspectiva feminista que aporte será –o
eso pretendo– de forma interseccional.
Por eso también decido trabajar principalmente con mujeres.
No de forma exclusiva pero sí con un especial interés en trabajar con
ilustradoras, artistas, correctoras, porque creo que compartimos historias
comunes y que nuestra unión hace la fuerza, además de que me siento sumamente
inspirada por el talento y la generosidad de las mujeres que me rodean. Y por
último creo que al expresarme también tomé una decisión de utilizar siempre el
genérico femenino. Es algo que levanta ampollas a algunas personas en internet
pero que no me preocupa porque creo firmemente que la lengua está viva y que el
lenguaje sirve para nombrarnos o invisibilizar. Yo elijo nombrarnos.
P.- ¿Cómo se aprende a editar libros? Cuéntanos alguna
anécdota graciosa que te haya pasado como editora.
¿Sinceramente? Estudié por mi cuenta algún curso relacionado
con maquetación y corrección pero no me aportaron demasiado y terminé
aprendiendo practicando, ni más ni menos, editando mi propio libro viendo
tutoriales de YouTube cuando no sabía hacer algo. Haciendo pruebas,
equivocándome mucho, claro, y con paciencia. Pf, anécdotas… Pues mira, cuando
imprimí la segunda edición de Pequeña fuga (a seis voces), que venía con un
nuevo diseño y tipografía en cubierta, cometí un error y la letra resultó poco
legible. Se entiende pero regular, jajaja. Otra anécdota que no tiene nada que
ver pero que me ha pasado hace poco es que alguien me llamó por teléfono porque
había visto que éramos una editorial y quería comprar una Biblia.
P.- Empleas el femenino genérico, ¿has recibido alguna
crítica por ello?
Ay, justo lo mencionaba arriba. Pues sí, muchas, jajaja.
Pero todas son de señores o trols anónimos de internet que son haters de las
mujeres, del feminismo y de todo lo que nos afecte en sí, así que no me las tomo
muy en serio, me suelen hacer risa. La última fue hace una semana porque subí
un vídeo a Tik Tok en el que bromeaba diciendo que mi perra es mi “ayudanta” y
un señor se enfadó diciendo que esa palabra está mal dicha. No lo está, he de
decir, la RAE la recoge, pero por supuesto es algo que a mí me daría completamente
igual porque no considero a esas instituciones los faros de mi lenguaje. El
hater puso muchos comentarios y nos dio muchas visitas así que mira, hasta de
las críticas se puede aprovechar una, eso he aprendido esta semana.
P.- Las cubiertas de los libros son preciosas, como Diario
de Italia, de Marina Hernández, o el poemario Tropelías, flores y otros
poemas, de Iluminada Banda. Cuéntanos, ¿por qué elegiste esos formatos?,
¿quién las diseña?
¡Muchísimas gracias! Me alegra que te gusten porque fueron
un trabajo muy importante y una decisión difícil. Por un lado está la artista
encargada de la ilustración o foto que por ejemplo en el caso de Diario de
Italia es Lucía Soler. La fotografía de Tropelías, flores y otros poemas es
de PaweIG Photo. Por otro lado, está el
diseño de cubiertas, lo que es dónde va el logo, el título, el nombre, el
código de barras, la “e” que nos da espacio para la sinopsis… Ese trabajo es de
Celia López Bacete que es una artista increíble que también ha realizado la
ilustración que se ve al entrar a nuestra web y la ilustración de cubierta de Úteros errantes. Elegir el formato fue super difícil porque yo tenía una idea
inicial que no tiene nada que ver con lo que finalmente ha quedado. ¿Por qué?
Pues porque Celia me presentó ni más ni menos que, creo, 14 opciones distintas.
Yo me volví loca y me decanté por la que ahora veis y sigo creyendo que fue la
mejor elección.
P.- Actualmente tienes abierta la recepción de manuscritos.
¿Cómo tienen que ser para que los publiques?
Uf, esta es difícil. Pues si es narrativa tiene que ser
intimista, tener un lenguaje sencillo, contar historias cotidianas con las que
muchas podamos conectar. Si además es original y reivindicativa es fácil que me
guste. No hay una fórmula mágica y también hay que tener en cuenta que podemos
publicar entre 5-7 libros al año, así que a veces aunque te guste un libro
tienes que valorar muy bien si encaja en el catálogo que estás creando.
Por dónde empiezo… Jajaja. Lo obvio es que el 70 %
aproximadamente del sector literario lo controlan dos grandes grupos. Aparte de
eso contamos con muchas dificultades: precariedad, falta de ayudas, problemas
de distribución, dificultad para competir con los envíos en 24h de empresas
como Amazon, precios poco accesibles para todas en ferias y eventos… Creo que
estos son problemas que muchas compañeras compartimos pero sinceramente no sé
cómo se pueden solucionar o si tienen solución. Creo que el sector editorial
probablemente tenga que avanzar en otra dirección, ya lo veremos.
P.- También formas parte de Ménades Editorial. ¿Cuál es allí tu labor?, ¿qué te impulsó a crear tu propio sello?
Actualmente ya no estoy trabajando en Ménades Editorial, pero
mi labor allí era de editora y me estaba encargando de la selección y trabajo
con las autoras de varios libros centrados en la colección de “Actuales”.
Pues ediciones en el mar nació en 2019 después de haber
publicado en otro sello tres libros como escritora. Me di cuenta de que mi
siguiente novela significaba demasiado para mí y quería poder tener el control
de todo. Además estaba cansada de mi trabajo y de vivir en Madrid. Creo que se
juntaron varios factores vitales para decidir dejarlo todo y arriesgarme y fue,
efectivamente, más un impulso que una decisión meditada. Por suerte salió bien,
jaja.
P.- ¿Recuerdas qué novelas comenzaste a leer en tu
juventud?, ¿cuáles fueron las que te marcaron?
¡Tantísimas! Desde peque he leído muchísimo. Recuerdo
algunos libros que me marcaron bastante de niña y adolescente como Kika
Superbruja de Knister, Fray Perico y su borrico y cualquiera de Barco de
Vapor en esa época, Matilda de Roald Dahl, Rebeldes de Susan Eloise, Campos de fresas de Jordi Sierra i Fabra, Nacida inocente de Gerald Di
Pego, Bernghardt J. Hurwood, La mansión de los abismos de Joan Manuel
Gisbert, Crepúsculo de Stephenie Meyer o Marina y todos los de Carlos Ruiz
Zafón.
P.- Como editora, ¿a qué autora te gustaría publicar, por
muy inalcanzable que sea?
Pues mira, llevo un rato pensando esta pregunta porque no sé
qué decir. Es que realmente no lo sé. Quiero decir, hay autoras cuya obra
admiro y me encanta y sería un sueño tenerlas en mi casa, pero no pienso
realmente en nadie inalcanzable porque publico principalmente, diría que en el
90 % ahora mismo, a autoras noveles. Primeras obras. Es bonito porque no se sabe
qué ocurrirá ni qué será de la autora en un futuro pero yo confío en ellas y
veo su potencial y disfruto de esa sensación de descubrir a alguien que no se
ha podido leer todavía.
P.- Recomiéndanos una novela de tu colección que sea apta
para leer en la piscina este verano.
Pues mira, tengo la novela perfecta para ese momento de
verano, de querer disfrutar, distraerte, pasar un buen rato y leer algo que te
vaya a gustar seguro. Esa novela es Dama de pueblo de Gema del Castillo.
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