Arcadio Rodríguez Tocino (Oviedo, 1977) escribió una primera novela hasta ahora inédita en 1997, poco antes de cumplir los veinte años, además de varios poemas que han ido publicándose en diferentes ediciones. En La boca del libro le hemos entrevistado por algunas de sus anteriores novelas, y esta vez nos trae una que promete asustarnos en las noches de Halloween. ¿Queréis conocerlo?
Trata de mi
afición a novelas de terror como El
enigma de otro mundo de John W. Campbell o El último hombre sobre la Tierra de Richard Matheson, con mucha
influencia también de películas como Los
Crazies o las seis sobre los muertos vivientes que realizó George Romero.
Además, no me olvido del mundo distópico creado por George Miller en Mad Max o Europa Report, que trata de cuando los invasores son los humanos, y
sin dejar de mencionar algo más reciente como es Infectados, de Álex Pastor.
P.-
O sea, una novela de extraterrestres que invaden la Tierra. ¿Qué nos puedes
proporcionar que no hayamos visto sobre este género?
He vuelto a
escribir una novela que a mí me gustaría leer. Yo creo que aporto mi punto de
vista, que no es mejor ni peor al de otros escritores, pero sí diferente. No
creo que la novela sea lo más original del mundo, no porque tampoco crea que a
día de hoy haya ya nada original al cien por cien, pero la cuestión es crear
algo que te atrape, y creo que la historia lo consigue, si bien sí me he encontrado
a una persona que dejó de leerla en la descripción que hice sobre la muerte de
un ser cercano.
P.- En
esta novela corta los personajes se califican a sí mismo con motes. ¿Por qué no
has querido optar por nombres propios de toda la vida?
Es una
historia donde los personajes se llaman entre sí por el color de la piel. No
quería nombres porque, por encima de pandemias, guerras o conflictos, el mal no
hay que buscarlo demasiado lejos. Lo tenemos puerta con puerta. Por ejemplo, se
decía que después de la pandemia de la covid íbamos a ser mejores personas,
¿tengo que hacer algún comentario más sobre dónde quedaron aparcadas esas
ilusiones?
P.-
Verdes, con más colmillos que lentejas hay en una bolsa, con extremidades
largas, ¿qué caracteriza a estos extraterrestres?, ¿cómo es su fisonomía?
Creo que solo
describo a los extraterrestres en dos líneas, porque eran lo que menos me
interesaba. Ni ellos, ni las naves espaciales. No eran importantes para lo que
quería narrar. La idea de la novela era poner a los personajes al borde del
abismo. Pero ya que lo preguntas, cuando tuve que describir a los visitantes me
serví de referencia del sapo de Surinam, un animalito perfecto para acompañar
las peores pesadillas.
Tenía que
haber una carretera. Se trata de un viaje. Un viaje no de descubrimiento, sino
de supervivencia, por lo que está lleno de peligros. La portada es una
fotografía de un gallego, el señor Ángel Manuel Silva Martínez, Angel Silva
Photoshow si se busca en Facebook. Ya había colaborado con él para Pequeña historia de Treblinka y sé que es
una persona sin problemas de egos o cosas extrañas. Él me pasó media docena de
fotografías en base a unas ideas que le di, yo elegí la que mejor me pareció y
así quedó como se ve en la cubierta, aunque también ocupa la contraportada.
P.-
Escribiste la novela antes de la pandemia, pero ¿qué similitudes hay en la
novela con respecto a la pandemia?
Fundamentalmente el aislamiento que se sufre al comienzo de la historia, porque
luego ya comienza un viaje y se acaba eso de estar encerrado en casa. La
pandemia de 2020 puede parecer nueva, pero no lo es. Con la peste la gente ya se
encerraba en sus casas y evitaba el contacto con otras personas. A los leprosos
les enviaban a islas como Inchkeith, en Edimburgo. Y las mascarillas han estado
presentes en otros países como algo más normal del día a día. Que sacase esta
novela ahora fue una serie de coincidencias ajenas totalmente a la covid,
aunque no a las consecuencias que trajo consigo, como el cierre de librerías,
que terminó pasando factura a los escritores que teníamos contratos firmados. Y
si caen las ventas, también se rompen contratos, por muy firmados que estén.
P.-
Has publicado con Azur Editorial, ¿qué tal la experiencia?
Fatal. Se me
cayeron los contratos del 2020 por la pandemia, no quería pasar un año en
blanco y elegí sacar algo autopublicándome. Me decidí por ellos por sus precios
bajos, para perder el menor dinero posible, porque perder es lo que pasa cuando
me toca autoeditar y quise probar primero con una novela corta, pues a menor páginas, menor costo. Terminé pagando un elevado coste emocional. Ha sido una
experiencia dolorosa que no quiero que se vuelva a repetir. Anímicamente quedé
tocado varios días y ahora mismo no quiero saber nada de esa gente. Es mejor no
consentir que unos desconocidos te amarguen la vida. Afortunadamente, el
resultado no afectó a la impresión de la novela, que es más importante que la
editorial o el autor.
P.-
¿Te acuerdas de cuál fue el primer libro que te leíste del género de terror?,
¿y cómo fue después tu recorrido literario de miedo?
Pues sí me
acuerdo. Fue un compendio de cuentos de Edgar Allan Poe que descubrí en la pequeña
biblioteca del pueblo, La Robla, porque en casa de mis padres sí que había
libros, pero la mayoría eran sobre luchas sindicales, comunismo, conciencia de
clases y alguna biografía de Stalin… cosas que también tienen su toque de
terror, por cierto.
» Sobre mi recorrido
literario en el género de terror, tengo que decir que apenas leo novelas sobre
ese tema. Y de terror tampoco escribo mucho. Tengo algo más escrito y
presentado a un concurso, también novela corta, pero no me sale mucho sobre ese
estilo y lo tengo casi abandonado.
P.-
Pasemos al lado cinéfilo, que son días de pasar miedo, ¿qué películas nos
recomendarías de extraterrestres que invaden la Tierra?
Pues cuatro películas
que tienen varios puntos en común. Todo comenzó con The Blow (1951), muy ingenua y desfasada, pese a la buena actuación
de Steve
McQueen, aunque se mejoró con la versión de 1988 que se tituló El terror no tiene forma, con guion del
genio Frank
Darabont, el mismo de Cadena Perpetua. Y claro, antes nombraba
el libro El enigma de otro mundo y
ahora nombro dos de las tres películas que ha dado la novela, tanto La cosa de 1982 como la de 2011. A esas
cuatro, ya de paso, añado Calle Cloverfield 10 y la
australiana Las últimas horas, ambas con tramas sorprendentes, aunque la última
mencionada no trata sobre extraterrestres, pero es otro viaje interesante con
el fin del mundo como telón de fondo.
P.-
Eres un asiduo al blog y tus entrevistas. La mayoría de tus anteriores novelas
han versado sobre las guerras del siglo XX. ¿Por qué has querido cambiar de
género?
Cambio
constantemente. El otro año edité Así me
libré de Vietnam, una novela de una banda de rock en la carretera. Luego
vino Quedarán los monstruos y en
breve, ¡algunos contratos han regresado!, me publican la novela negra Un ataúd no tiene cerrojos (Valhalla
Ediciones) y la ambientada en la Segunda Guerra Mundial con un toque Agatha Christie, Alderney: Operación Corvus (GoodBooks).
Ambas ya cuentan con portada, texto corregido y fecha aproximada de salida.
Necesito cambiar de género de la misma manera que no me pongo la misma ropa
todos los días. Es algo que me sale de manera natural, no tengo ni que pensar
mucho. No me considero un escritor adjunto a tal o cual género, sino alguien a
quien se le ocurre una historia y decide juntar un montón de palabras para que
tengan sentido y se puedan leer.
P.-
Arcadio, necesitamos que nos recomiendes un libro de terror para Halloween.
¿Conoces alguna novela escrita en español?
Pues dos de
una editorial que suele cuidar sus lanzamientos, Ediciones El Transbordador,
que son La doctrina del fuego de Toni
Cifuentes, como novela, y Lo que ruge
de Izaskun Gracia Quintana si te van más los relatos.
» Gracias a los lectores por llegar hasta aquí y a ti, María, por darme la oportunidad una vez más para que mi trabajo sea visible.
-Entrevista a Arcadio por su novela Enfrentados (13/2/2019).