P.- La librería está abierta desde abril del 2016, ¿cómo surgió la idea de fundar La Montaña Mágica?
R.- Es un sueño que albergaba desde que era joven, pero siendo Licenciado en Historia dediqué años de mi vida a una infructuosas oposiciones y trabajos tan folclóricos como el de comercial o administrativo externo del cuerpo de funcionarios de Hacienda. Una pena de tiempo perdido, la verdad. Elegí caminos que no me correspondían y llegó el momento en que Cartagena se quedó sin librería alguna. Al cerrar la mítica Librería Escarabajal en 2011 hubo alguna intentona inocente y fútil que se fueron al traste rápidamente, y yo que siempre digo que hay que estar preparado para lo peor de las situaciones si quieres embarcarte en unas aventura, si quieres ganar, decidí dar el paso, tras refundar brevemente el negocio de zapatos de mi familia en 2013, experiencia crucial para entender el pulso de la calle.
P.- ¿Cuánto tiene que ver Thomas
Mann en el nombre de la librería?
R.- Todo. Es una obra que he releído varias veces, como otros tantos clásicos de la literatura y de la historiografía. En verdad la primera opción era Moby Dick, pero como el personal lo iba a identificar de manera inevitable con un espacio dirigido al público infantil (claro está que pocas personas han leído la obra y la han desarticulado como yo), decidí decantarme por La Montaña Mágica.
P.- En la librería organizáis eventos literarios. ¿Cómo se están desarrollando ahora, en tiempos del covid?
R.- De
momentos estamos parados, como el 95 por ciento de las librerías del país.
Todas tenemos espacios reducidos, acotados, para las presentaciones, y ninguna quiere
verse envuelta en un caso de transmisión.
» Afortunadamente, el Ayuntamiento de Cartagena nos ha dejado el espacio que hay delante del escaparate de la librería para realizar eventos exteriores. Pero ya veréis como algún hostelero se cabreará o algún estulto pregonará sus ideales de pandereta en medio de algún evento. Va a ser divertido, sobre todo en una ciudad como Cartagena donde aún sobreviven algunas facciones casposas del sector militar que, a pesar de quedarse calvos de tanta inquina, siguen molestando.
R.- No soy muy optimista con el tema de la lectura en las Españas. Se lee poco, muy poco en comparación con otros países de nuestro entorno. Yo creo que la gente le dio más al vino, a la cerveza y a darse cuenta que su vida era un poco triste. Y a los acontecimientos me remito.
P.- En agosto de este año, 2020, os
concedieron el Sello de Librerías de Calidad – CEGAL. Cuéntanos, Vicente, ¿por
qué crees que os dieron este premio y qué supuesto para la librería?
R.- Fue
una gran alegría. Ser la primera (y única) librería de la Región de Murcia en
obtener este galardón fue muy importante
para mí. Significa el reconocimiento de que en la periferia se puede, a pesar
de los pesares, hacer grandes cosas. Que sin jugar en tu equipo con estrellas
puedes ser competitivo. Es la recompensa a toda una vida de tozudez por mi
parte. Y seguiré dando batalla. Hay muchos años por delante para La Montaña
Mágica.
P.- Dinos, Vicente, ¿qué es ser un buen librero?
R.- Bueno,
esto es muy relativo. Según cada cliente, según las condiciones de cada ciudad,
así se tendrá tal o cual percepción de él. Lo único que tengo claro es que si
no tienes pasión por la edición del libro, por el libro como objeto mítico,
amor por el olor y el tacto de sus ojos, por el buen hacer de nuestros
editores, pues lo vas a tener complicado para transmitir esa pasión. Y esa
pasión tiene que nacer contigo desde que eres niño. Punto.
P.- También has sido editor de La estética del fracaso, pero actualmente ya no editas libros, ¿por qué quisiste ser editor y por qué no funcionó como esperabas?
R.- En realidad estaba programado y anunciado que la editorial moriría en un año. Hay que hacer honor a los nombres. Quizás vuelva más adelante, ya que es solo un pequeño experimento para otear futuros proyectos.
P.- Eres poeta, has publicado con Chamán Ediciones y InLimbo ediciones, ¿cómo es tu poesía?
R.- Odio
hablar de metaliteratura. Me aburre. Me provoca unos bostezos enormes, y más si
tratamos de un género que no tiene público alguno en nuestro país. Así que, el
que quiera saber, que compre el libro o que me llame.
P.- También convocáis premios de poesía para los que viven o residen en Murcia, ¿solo admites este tipo de envíos para incentivar la cultura murciana?
R.- Sí.
La idea, creada junto al poeta José Alcaraz, es la de dar voz a los jóvenes
murcianos que se adentran en el mundo de la escritura.
P.- ¿Podrías contarnos alguna anécdota graciosa con algún cliente?
R.- ¡Buf!
Mejor me callo, que si no algunas personas se pueden ver poco favorecidas.
Dejemos la pregunta en que un día de verano entró en la librería la viuda del
productor del film El proceso. Fue maravilloso que me relatara historias
gastronómicas sobre Orson Wells y el pastizal de dinero que perdieron.
P.- Cartagena es una ciudad plagada de historia, ¿cómo se comporta en el entorno cultural y literario?
R.- Ahora mismo estamos pasando unos años dorados, gracias a la labor de la Concejalía de Cultura y con los actos que he realizado en la librería. Por ejemplo tenemos el Proyecto Mandarache dirigido por Alberto Soler, Cartagena Piensa dirigido por Patricio Hernández, La Mar de Letras… En verdad se reconoce mucho más nuestra labor fuera de las fronteras de la Región que aquí mismo en casa. Cosas de la vida.
P.- ¿Podrías recomendarnos una obra de un autor o autora que sea de Murcia?
R.- El
mar en las cenizas (Rialp, 2019) de José Alcaraz.
P.- ¿Y un best seller que se pueda comprar en La Montaña Mágica?
R.- Solenoide de Mircea Cartarescu, publicado por Impedimenta.
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Calle Pintor Balaca, 34. 30204, Cartagena (Murcia)
Hay varias cosas en la entrevista que llaman la atención... una de ellas es, efectivamente, que se lee poco en papel.
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