Primero hay que matizar que el género musical se escribe con v: vallenato, y que no tiene mucho que ver con su homónima ballenato. Hagamos distinciones. El término ballenato se refiere a la cría de la ballena, y está formado por el sufijo, designado para las crías de animales (como cervato o chivato). La palabra ballena deriva del latín BALLAENA. Hasta aquí, todo correcto, parece que las palabras se asocian de manera clara. Pero vayamos más allá.
La palabra ballenato también se asocia a los nacidos en Madrid (usado como nombre y como adjetivo), actualmente está en desuso, pero fue muy frecuente hasta el siglo XIX. Ya veis que entre gatos y ballenatos anda el juego. ¿Pero por qué existe tan asociación? ¡Si en Madrid ni siquiera hay playa!
Tal denominación se remonta a la literatura de los siglo XVI y XVII. La leyenda cuenta que un día se corrió la voz a por todo Madrid de que en el río Manzanares había una ballena. Es un poco paradójico si tenemos en cuenta el poco caudal del río, de hecho, Francisco de Quevedo lo llamó «arroyo aprendiz de río». No obstante, la gente se alarmó y, en aras de ir al río a ver simplemente lo que pasaba, bajaron con palos y picas para acabar con la vida del cetáceo. La sorpresa vino al descubrirse la verdad. La voz de alarma la había dado un bodeguero que veía perderse río abajo una barrica repleta de vino, por lo que gritaba «Va llena, va llena». En la versión del Siglo de Oro, la historia cambia con un pequeño matiz, ya que no se trata de una barrica de vino, sino de una albarda de burro.
Pero, como ya he mencionado, ya no se usa ballenato para nombrar a los madrileños. Por otra parte, en la actualidad, y según el Diccionario de americanismos, podemos encontrar la voz vallenato como «Canción o baile popular cuya música se hace casi siempre con acordeón; es nativo de la zona norte colombiana», concretamente de la costa del Caribe colombiano. Es un baile típico de Valledupar. El nombre de esta ciudad del norte colombiano se formó desde «Valle de Upar». Su gentilicio, vallenato, seguramente fue una denominación despectiva. Tal gentilicio primero pasó a denominar la música más popular y característica de la ciudad, y así se está recuperando el prestigio de la palabra.
Ahora, cada vez que escuchéis a alguien hablar del vallenato o ballenato, solo os vendrá una cosa a la cabeza, un madrileño en Colombia bailando cerca de la costa, posiblemente mientras ve un ballenato surcar los mares. O quizá sea demasiado rebuscado. Quedaros con el Valle de Upar, nunca está de más aprender bailes nuevos y etimologías curiosas.
La palabra ballenato también se asocia a los nacidos en Madrid (usado como nombre y como adjetivo), actualmente está en desuso, pero fue muy frecuente hasta el siglo XIX. Ya veis que entre gatos y ballenatos anda el juego. ¿Pero por qué existe tan asociación? ¡Si en Madrid ni siquiera hay playa!
Tal denominación se remonta a la literatura de los siglo XVI y XVII. La leyenda cuenta que un día se corrió la voz a por todo Madrid de que en el río Manzanares había una ballena. Es un poco paradójico si tenemos en cuenta el poco caudal del río, de hecho, Francisco de Quevedo lo llamó «arroyo aprendiz de río». No obstante, la gente se alarmó y, en aras de ir al río a ver simplemente lo que pasaba, bajaron con palos y picas para acabar con la vida del cetáceo. La sorpresa vino al descubrirse la verdad. La voz de alarma la había dado un bodeguero que veía perderse río abajo una barrica repleta de vino, por lo que gritaba «Va llena, va llena». En la versión del Siglo de Oro, la historia cambia con un pequeño matiz, ya que no se trata de una barrica de vino, sino de una albarda de burro.
Pero, como ya he mencionado, ya no se usa ballenato para nombrar a los madrileños. Por otra parte, en la actualidad, y según el Diccionario de americanismos, podemos encontrar la voz vallenato como «Canción o baile popular cuya música se hace casi siempre con acordeón; es nativo de la zona norte colombiana», concretamente de la costa del Caribe colombiano. Es un baile típico de Valledupar. El nombre de esta ciudad del norte colombiano se formó desde «Valle de Upar». Su gentilicio, vallenato, seguramente fue una denominación despectiva. Tal gentilicio primero pasó a denominar la música más popular y característica de la ciudad, y así se está recuperando el prestigio de la palabra.
Ahora, cada vez que escuchéis a alguien hablar del vallenato o ballenato, solo os vendrá una cosa a la cabeza, un madrileño en Colombia bailando cerca de la costa, posiblemente mientras ve un ballenato surcar los mares. O quizá sea demasiado rebuscado. Quedaros con el Valle de Upar, nunca está de más aprender bailes nuevos y etimologías curiosas.
Me encantó la información
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