Anagrama
Título original: The little stranger
Género: Terror
País: Reino Unido (Inglaterra)
Año: 2011
Páginas: 530
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Tampoco había ya sucesos misteriosos, ni timbrazos, golpecitos, pisadas e incidentes extraños. La casa seguía "portándose bien", como Caroline había dicho. Y cuando marzo se aproximaba a su fin y uno tras otro transcurrían los días sin percances, empecé a pensar realmente que la extraña racha de nerviosismo que había afligido a Hundreds en las últimas semanas había alcanzado igual que una fiebre en su punto culminante y se había esfumado (pág. 412).
Una casa, un posible fantasma y varios personajes con distintos puntos de vista sobre lo que ocurre entre los muros de Hundreds Hall (cercana a la pequeña población de la imaginaria Lidcote, Inglaterra). La pregunta es sencilla, ¿realmente existe una presencia?, ¿con qué fin se nos presenta en el libro? Sarah Waters plantea con gran agudeza la fina línea existente entre lo paranormal y la demencia en la Inglaterra de los años 40.
La historia nos la cuenta el doctor Faraday. Un polvoriento día de verano de posguerra acude a la mansión a la que de pequeño había recorrido tantas veces, ya que su madre había trabajado como criada hacía treinta años. Sin embargo, la casa ya no es lo que era: el ladrillo rojo desconchado, el cristal estriado, los bordes de arenisca erosionados, al igual que sus inquilinos. La señora Ayres mantiene la dignidad como puede, su hijo Roderick ha vuelto de la guerra cojo, lleno de dolores y cicatrices y enfermo de los nervios. Su hermana Caroline es independiente, excéntrica y de aspecto tosco.
El doctor Faraday ha acudido a la casa para ocuparse de Betty, la joven criada de catorce años. Alega que está aterrorizada por alguna presencia extraña que hay en la casa. Nadie la cree. Pero pronto aparecen ruidos, sombras y misteriosas marcas en las paredes. No obstante, cada personaje lo ve de una forma distinta y el supuesto fantasma puede aparecer y desaparecer ante los presentes dando pie a múltiples interpretaciones.
La historia que se desarrolla no pasa por ser extraordinaria. ¿Quién no ha leído sobre un fantasma en una mansión que se cae a pedazos? No, la maestría de Waters no está ahí, sino en cómo lo cuenta. El estilo es impecable. Su forma de narrar es elegante, grácil y detallista. Es como una pieza de violín en la menor. Repara en el elemento oracional correcto y conforma un mundo literario de sabores suaves. Su cadencia no llega al sopor. Ni mucho menos. Waters consiguen un ritmo que prenda, no solamente por el lenguaje sino también por las descripciones. Se degustan a pequeños sorbos.
Los personajes se quedan aislados en apenas cinco. Son los que se entregan a Hundreds Hall, algunos hasta el delirio. Son poliedros cargados de personalidad. No obstante, El ocupante infiere en un error, a mi gusto de proporciones desmedidas. No diré en qué momento de la trama, pero cuando lo terminé, me tuve que someter a un proceso de autoconvencimiento de que aquello había sido lo correcto. Ni siquiera me atrevo a afirmar que Waters me ha decepcionado; es más, esta opinión personal que nadie que se haya leído el libro comprenderá, me ha hecho entender que debo conocer más de esta escritora. Por el momento, ya está apuntada como destacada para futuras lecturas.
Una dato importante que adoro de un libro es que me haga creer no solo que la historia es verosímil, sino que el escritor y el narrador son dos personas que no se conocen absolutamente de nada. El ocupante lo consigue. Es más, en ocasiones he tenido que cerrar el libro y ver que efectivamente Sarah Waters estaba detrás, porque crees que el doctor Farady existe de verdad y que el escritor es un hombre.
Resumo. Descripción de la casa: excelente. Descripción de los personajes: excelente. Ambientación: excelente. Sí, hay un socavón en la trama, pero no creo que esto le afecte a todos los lectores. Es más, sería interesante discutir sobre ello y adentrarnos en las causas fantasmagóricas de la mansión Hundreds Hall. Por el momento, agradezco a Sarah Waters esta novela y la animo a que siga cosechando premios.
Os dejo las entradas anteriores de novelas de terror que me he leído durante el mes de octubre. En total cuatro.
-Joyland, de Stephen King
Lo mejor: la historia que no es de terror.
Lo peor: poco terror.
-De repente en lo profundo del bosque, de Amos Oz
Lo mejor: la historia. ¿Qué pasaría si todos los animales desaparecieran?
Lo peor: estilo recargado y repetitivo.
-Noche infinita, de Richard Laymon
Lo mejor: el ritmo frenético desde la primera página.
Lo peor: demasiado psicópata suelto, demasiada sangre.
-El ocupante, de Sarah Waters
Lo mejor: el estilo
Lo peor: el socavón del que os he hablado antes. En un foro de debate seguro que se puede subsanar.
La historia nos la cuenta el doctor Faraday. Un polvoriento día de verano de posguerra acude a la mansión a la que de pequeño había recorrido tantas veces, ya que su madre había trabajado como criada hacía treinta años. Sin embargo, la casa ya no es lo que era: el ladrillo rojo desconchado, el cristal estriado, los bordes de arenisca erosionados, al igual que sus inquilinos. La señora Ayres mantiene la dignidad como puede, su hijo Roderick ha vuelto de la guerra cojo, lleno de dolores y cicatrices y enfermo de los nervios. Su hermana Caroline es independiente, excéntrica y de aspecto tosco.
El doctor Faraday ha acudido a la casa para ocuparse de Betty, la joven criada de catorce años. Alega que está aterrorizada por alguna presencia extraña que hay en la casa. Nadie la cree. Pero pronto aparecen ruidos, sombras y misteriosas marcas en las paredes. No obstante, cada personaje lo ve de una forma distinta y el supuesto fantasma puede aparecer y desaparecer ante los presentes dando pie a múltiples interpretaciones.
La historia que se desarrolla no pasa por ser extraordinaria. ¿Quién no ha leído sobre un fantasma en una mansión que se cae a pedazos? No, la maestría de Waters no está ahí, sino en cómo lo cuenta. El estilo es impecable. Su forma de narrar es elegante, grácil y detallista. Es como una pieza de violín en la menor. Repara en el elemento oracional correcto y conforma un mundo literario de sabores suaves. Su cadencia no llega al sopor. Ni mucho menos. Waters consiguen un ritmo que prenda, no solamente por el lenguaje sino también por las descripciones. Se degustan a pequeños sorbos.
Los personajes se quedan aislados en apenas cinco. Son los que se entregan a Hundreds Hall, algunos hasta el delirio. Son poliedros cargados de personalidad. No obstante, El ocupante infiere en un error, a mi gusto de proporciones desmedidas. No diré en qué momento de la trama, pero cuando lo terminé, me tuve que someter a un proceso de autoconvencimiento de que aquello había sido lo correcto. Ni siquiera me atrevo a afirmar que Waters me ha decepcionado; es más, esta opinión personal que nadie que se haya leído el libro comprenderá, me ha hecho entender que debo conocer más de esta escritora. Por el momento, ya está apuntada como destacada para futuras lecturas.
Una dato importante que adoro de un libro es que me haga creer no solo que la historia es verosímil, sino que el escritor y el narrador son dos personas que no se conocen absolutamente de nada. El ocupante lo consigue. Es más, en ocasiones he tenido que cerrar el libro y ver que efectivamente Sarah Waters estaba detrás, porque crees que el doctor Farady existe de verdad y que el escritor es un hombre.
Resumo. Descripción de la casa: excelente. Descripción de los personajes: excelente. Ambientación: excelente. Sí, hay un socavón en la trama, pero no creo que esto le afecte a todos los lectores. Es más, sería interesante discutir sobre ello y adentrarnos en las causas fantasmagóricas de la mansión Hundreds Hall. Por el momento, agradezco a Sarah Waters esta novela y la animo a que siga cosechando premios.
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Y bien, hasta aquí ha llegado el género de terror del mes de octubre. Os dejo los enlaces de las novelas que he leído. Independientemente de si han estado a la altura o no, me han servido para adentrarme en un género del que apenas conocía.
Gracias a todos por vuestras recomendaciones, a los que habéis comentado aquí o en las redes sociales o me habéis mandado un mensaje privado. Recordad que el blog lo hacemos entre todos :)
Os dejo las entradas anteriores de novelas de terror que me he leído durante el mes de octubre. En total cuatro.
-Joyland, de Stephen King
Lo mejor: la historia que no es de terror.
Lo peor: poco terror.
-De repente en lo profundo del bosque, de Amos Oz
Lo mejor: la historia. ¿Qué pasaría si todos los animales desaparecieran?
Lo peor: estilo recargado y repetitivo.
-Noche infinita, de Richard Laymon
Lo mejor: el ritmo frenético desde la primera página.
Lo peor: demasiado psicópata suelto, demasiada sangre.
-El ocupante, de Sarah Waters
Lo mejor: el estilo
Lo peor: el socavón del que os he hablado antes. En un foro de debate seguro que se puede subsanar.
¿Cuál fue la parte de la trama que te decepcionó?
ResponderEliminarEl planteamiento final. Para mí, es un libro digno de un club literario. Se puede sacar mucha miga de él.
EliminarLo estoy terminando, no es lo que me esperaba pero me está encantando. Tengo intriga por el final!
ResponderEliminarYo me he terminado recientemente "El lustre de la perla", y ha sido una obra de arte. Me ha gustado mucho más que "El ocupante". De todas formas, la manera de escribir de Waters me encanta. Una grandísima escritora.
EliminarGracias por el comentario, Marita Men.
¿Cual es el error de gran importancia a que aludes? Yo no he caído en ningún fallo, el libro me parece perfecto.
ResponderEliminarYo lo acabo de finalizar y me ha dejado un poco extraña y dando vueltas la cabeza y releyendo detalles por si me he perdido algo en la frenética lectura...me da la sensación que se insinúa algo con el 'tu' de Caroline, pero el debate esta servido!! Genial como todo lo de waters!!
ResponderEliminarEs verdad, Ficción Omitida. Es un libro que te deja indiferente. Mira que esa es una palabra que funciona como gancho para comprar una novela, pero es que esta es tal cual. Y sí, Waters es una elección segura. Por cierto, no sé si leí que iba a hacer una película. Un saludo grande.
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