¿A qué recuerda la literatura? Desde que vemos la portada hasta que llegamos al final del libro, nuestra mente enlaza vivencias con frases, tramas y personajes. La pintura, la música o el cine urden el conjunto íntegro para cerrar la novela que tenemos entre manos, para darle cierta coherencia a la historia. Pero también los sentidos actúan de trasmisores. El olor, el sabor, la vista, el tacto y el gusto se ponen en marcha para otorgarnos la experiencia de la lectura desde todas sus perspectivas. Y eso es realmente lo positivo de leer. Hay todo un mecanismo corporal que construye una vivencia momentánea dentro de una burbuja.
Sí, nuestra burbuja lectora. Aquella en la que nadie más puede entrar y nos molesta que nos interrumpan cuando estamos en ella. Aquella que nos permite vivir en otra dimensión mientras leemos. Nos permite sentir frío envueltos en la manta del sofá, oler a jazmines leyendo en un banco frente a la autopista o saborear un polo de chocolate nada más habernos cepillado los dientes.
Nosotros creamos esa burbuja lectora al igual que todo lo que ocurre en ella. Por ejemplo, mientras leía La catedral del mar, de Ildefonso Falcones, percibí un calor insufrible, el título de El código da Vinci, de Dan Brown me huele a pergamino, y la novela de Contra el viento, de Daniel Glattauer me llevó a escuchar la banda sonora de la película Expiación (Atonement en inglés), en concreto la canción de Briony:
Nosotros creamos esa burbuja lectora al igual que todo lo que ocurre en ella. Por ejemplo, mientras leía La catedral del mar, de Ildefonso Falcones, percibí un calor insufrible, el título de El código da Vinci, de Dan Brown me huele a pergamino, y la novela de Contra el viento, de Daniel Glattauer me llevó a escuchar la banda sonora de la película Expiación (Atonement en inglés), en concreto la canción de Briony:
Cualquier referente sirve. El Gran Gatsby (1925), de F. Scott Fitzgerald (1940) me proporcionó una estupenda instantánea:
Gasolina, 1940. Edward Hopper |
"Ya era pleno verano en los techos de los hoteles junto a la carretera y delante de las gasolineras, donde los surtidos rojos, recién estrenados, brillaban en medio de grandes manchas de luz, y cuando llegué a mi residencia en West Egg metí el coche bajo el cobertizo y me senté durante un rato en un cortacésped abandonado".
El gran Gatsby (pág. 35)
Y a vosotros, ¿qué olor os causa el personaje principal de vuestra novela?, ¿qué instrumento musical le pondríais a la trama central? Es fácil responder, solo hay que regresar a nuestra burbuja lectora y escoger las emociones claves.