Ken Follett, el regreso de un escritor de ventas

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El 20 de septiembre de este año 2012, salió al mercado la ansiada segunda parte de la trilogía “El Siglo”, del escritor galés Ken Follett (Cardiff, Gales, 5 de junio de 1949): El invierno del mundo. Su formato literario es fácilmente reconocible en países de medio mundo, tanto por la extensión de sus páginas como por la trama folletinesca que absorbe desde el primer capítulo. Argumentos previsibles, personajes tipo y un sinfín de tramas constituyen a un escritor altamente consagrado en el mercado literario, y que, además, se mantiene entre los primeros puestos en listas de ventas de libros de medio mundo, con más de cien millones de ejemplares vendidos. 
 
      Seamos honestos, si abrimos un libro de Follett, ya sabemos lo que nos vamos a encontrar, puesto que su último best seller no es más que una réplica estructural de los anteriores, como Los pilares de la tierra, Un mundo sin fin o Una fortuna peligrosa (entre otras decenas de títulos). No obstante, en mi opinión ello no desmerece en absoluto su labor como escritor; al contrario, realiza un ejercicio de entrega para sus fieles lectores, habituados a su forma de redactar desde finales de la década de los años setenta con una novela que le llevó a la fama internacional: La isla de las tormentas (premio Edgar, 1979), llevada al cine con el título El ojo de la aguja. Comenzó escribiendo variaciones temáticas de suspense de espionaje clásico pasando por todos los escenarios belicosos del siglo XX: la Europa de la I Guerra Mundial (El hombre de San Petersburgo), Irán o Afganistán (Las alas del águila, El valle de los leones), completando hasta seis novelas en esta primera etapa. 
 
      Un segundo momento literario comienza a finales de la década de los 80 y principios de los 90 con los siguientes títulos: Los Pilares de la Tierra (Inglaterra medieval), Noche sobre las aguas (vísperas de la II Guerra Mundial), Una fortuna peligrosa (época victoriana) y Un lugar llamado libertad (Revolución Americana). En este periodo dejó a un lado las novelas de suspense de espionaje para escribir contextos históricos relevantes. Las líneas argumentales se multiplicaron, al igual que el reparto de personajes. Sin embargo, la temática de Follett nunca se desvinculará del suspense dentro de un u otro contexto, por lo que, a finales de los 90, sus tramas se centrarán en la alta tecnología en: En la boca del dragón (1998), El tercer gemelo (1997) y Alto riesgo (2003), novela que ganó el premio Corine o En el blanco (2005).

     En el año 2007 volvió a sus orígenes y publicó Un mundo sin fin, la segunda parte de Los pilares de la Tierra. Esta afición por los libros gruesos seguiría con el comienzo de la trilogía “El Siglo” (La caída de los gigantes y El invierno del mundo). La caída de los gigantes narra la historia de cinco familias durante los años turbulentos de la I Guerra Mundial y la Revolución Rusa. Por otro lado, los protagonistas de El invierno del mundo son los hijos del primer libro de la trilogía, y se centra en la II Guerra Mundial, la Guerra Civil española y las bombas atómicas. No sería de extrañar que la tercera parte de la trilogía apareciera en el año 2014, aunque lo que sí es seguro es que versará sobre el periodo de la Guerra Fría.  

     Como vemos, todos estos títulos siguen casi una estructura fija compuesta por múltiples tramas argumentales (intensificadas en esta última etapa) abanderadas por momentos históricos relevantes: construcciones catedralicias, pestes que asolaron la Europa medieval, usos esclavistas, grupos de espionaje o contextos bélicos de las distintas Guerras Mundiales. Cada uno de ellos parece paralizarse en el tiempo para mostrarnos un desfile de arquetipos de personajes que oscilan, de una forma maniquea, entre el más malvado aristócrata, sacerdote o personaje influyente, hasta el más honrado, atractivo y solidario trabajador de clase baja de la sociedad. Todo ello sin olvidar en ningún momento al personaje femenino, que siempre aparece como parte imprescindible y luchadora de la obra. Así, nombres y caracteres con nombres propios se enzarzan en el simple hecho de la supervivencia.

     Y es que Follett tiene un plan: vender a la vez que fascinar. Te sientes de lleno en la época descrita, pero no como un mero espectador de sentimientos, sino como parte integrante de ellos. Las palabras fácilmente se convierten en imágenes en nuestra cabeza, y las escenas, que el escritor galés ha meditado y pensando para nosotros, se codifican. Es una codificación basada en subidas y bajadas dentro de la acción dramática, en donde nunca cierra una página sin que tengamos algo a lo que aferrarnos para continuar leyendo. De esta forma, Follett no escribe momentos triviales, y todos los detalles compendian una acción o arquetipo por el cual podemos descifrar cómo desembocarán los personajes. Esta especie de montaña rusa desciende al subsuelo para recoger a caracteres pobres y arrastrados, y vuelve a subir estrepitosamente hasta personajes acaudalados. Todos ellos se debaten entre el amor, la intriga, las traiciones y el honor.

      Aparentemente no es un entramado complejo (rectifico, él nos hace ver que la elaboración no ha sido compleja) y encima el escritor galés facilita comprensión al lector, que comienza siendo el primer y último eslabón de una idea previamente meditada: dar al consumidor lo que quiere leer. Es más, seré sincera, sus libros están hechos para vender, simplemente. No es nada malo llegar a la treintena de novelas (algunas de ellas no publicadas en español) marcando el mismo patrón argumental y además haciendo de ello una lectura fácil. ¿O es que necesitamos una obra de tintes filosóficos o complejos para reconocer la valía de un escritor? Yo reconozco el gran mérito de Follett, ya que, detrás de ese círculo de compra-venta se oculta una mente maravillosa, una mente que sabe desglosar a la perfección diez, veinte o treinta personajes y que todos ellos confluyan hacia un final común; una mente que forma un rompecabezas impecable en su desarrollo compositivo. 

      Ya veis, el escritor galés, que adquirió su gusto por la escritura tras leer las novelas de Ian Fleming (James Bond), deja huella, y cuando lo terminamos de leer, parece que los personajes ocupan nuestra habitación, no se van de nuestra cabeza y actúan como entes invisibles que nos acompañarán los próximos días. Después, poco a poco la huella de Follett se va disipando a medida que nuestra vida se posiciona en el siglo XXI y que nuestra historia vuelve a su cauce. ¡Bravo, Ken Follett!, y adelante con esta nueva novela: El invierno del mundo. 

***

Por último, y no por ellos menos interesante, os diré que Ken Follett también toca la guitarra en el grupo londinense Damn Right I've got the Blues. Quizá no es lo mejor que habéis escuchado, pero seguro que no os resultará indiferentes. En esta entrevista, realizada por Buenafuente, se arranca a tocar y a cantar:  


 

 Páginas relacionadas:
   -Su página web oficial en español. En ella puedes leer las primeras páginas de su última novela, El invierno del mundo, escuchar sus entrevistas, comprar sus libros o saber más sobre su vida: dónde se crió, qué estudió o con quién se casó.  
    -Su página web oficial en inglés. Entre otros contenidos, podéis ver el trailer de la inminente serie de Un mundo sin fin (eso sí, en inglés).
    -Sus libros llevados a la pequeña pantalla.
  - "Empresas multimillonarias: el best seller". Podéis echar un vistazo a este artículo que publiqué en la Revista digital Inventio Magazine (2011) donde explico qué es un best seller, sus características o las claves para que una novela sea la más vendida.






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4 comentarios

  1. Un escritor que me gusta mucho. Él mismo ha dicho que escribe como a su público le gusta y no para los críticos literarios. Desde luego sus libros son de todo menos aburridos.
    Ahora estoy metida en 'El ivierno del mundo' y no me está decepcionando en absoluto. A quien el guste Follett, le gustará su última novela.
    Saludos.

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    1. Efectivamente, escribe lo que su público quiere leer. Yo tengo el libro desde hace unas semanas, pero no lo leeré hasta dentro de unos meses y se pase un poco la 'fogosidad' del momento.

      Te agradezco el comentario, Manderly :)
      Un saludo.

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  2. Muy bien dicho.

    Yo creo que hay espacio para todo, ¿por qué no podrían coexistir los best sellers con las obras filosóficas y profundas? Creo que hay un momento para cada cosa y a veces nos puede apetecer leer algo muy profundo e intelectual y otras algo un poco más previsible. Además, como tú bien dices, su mérito tiene también saber cómo hacer que una obra venda y se encuentre entre los más vendidos.

    Tu más fiel lectora:

    Jota Punto

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    1. Ay Jota Punto... en verdad he publicado esta entrada después de nuestra conversación ;) Con los best sellers siempre hay ideas encontradas. Parece que cuanto más vende un autor más rechazo produce (¿envidia humana, tal vez?). También dicen que una de las características del best seller es su efímero éxito, aunque no es el caso de Follett. En fin, que esto podría ser un buen debate. Nos lo reservamos para la cena =)

      Gracias por el comentario!!!
      Bss

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